sábado, 26 de diciembre de 2009

ENTREVISTA A OSVALDO PEPE – SECRETARIO DE REDACCIÓN DE CLARÍN

“Es posible que haya un porcentaje de lectores desencantados que cree lo que dice el gobierno”

Pepe opinó sobre la caída en las ventas del diario Clarín  y defendió la “independencia del medio respecto de sus anunciantes”.


-¿Crees que, a  partir del conflicto con el campo o la discusión por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual,  hay una nueva percepción de las personas respecto a los medios de comunicación?

- No tengo elementos, encuestas o datos concretos que lo digan, pero se produjo una instalación de un clima de confrontación con los medios, en donde, un gobierno, de forma sistemática y continuada, instaló una especie de sospecha pública sobre la prensa. Más la fuerzas de choque, más los panfletos agresivos que editan los fondos públicos, más seis periodistas, algunos serios,  que están todos los días en la TV Pública que debería ser la tv del Estado… Un incentivo desde el poder, una cuestión que ha puesto a los medios en el centro de la escena pública.
Se instaló una cuestión nociva, que detrás de esa predica, constante y sistemática, impulsada desde el gobierno y por sus cortesanos que son muchos y abundantes,  que le apunte al eje, al corazón de los medios que este el tema de la libertad de expresión y de opinión.
Existe la prensa independiente, es una falacia decir que no. La independencia solo se mide en la distancia que tiene del poder. No es neutral.  Es obvio que Clarín tiene sus intereses como empresa. Difunde una línea editorial, pero es independiente del poder. A Clarín, lo financian sus lectores y anunciantes.
El gobierno lo que quiere es controlar los medios, sin duda alguna. Por eso no cree en este tema. LA NACIÓN tiene una línea editorial y es independiente del poder, distinta a Clarín, que tiende más a defender los  intereses vinculados a la industria y al desarrollismo, que es su matriz originaria, porque se hace fuerte después del pacto Perón- Frondizi en los 60`.

-¿Clarín es independiente de sus anunciantes?

-Sí. No hay ninguna relación entre una cosa y otra. Si vamos a cuestionar la publicidad que es el motor de los medios, estamos complicados. Justamente lo que hace que la prensa sea independiente  es que los anunciantes privados puedan anunciar, pero de ningún modo intervienen en la línea editorial del diario, eso te lo puedo  asegurar. Es una relación puramente comercial que a su vez sostiene, porque cuando un diario o una empresa periodística sea más poderosa en términos económicos, más independiente del poder.

-¿Y un redactor a la hora de escribir una nota?

-Tendrías que sentarte y hablarlo con ellos, pero yo entiendo que son absolutamente libres y además hay una cuestión de criterios. El periodista viene y trae una información.  La escribe.
Si vos le das a diez periodistas la misma noticia y le decís que la titule vas a tener por lo menos cinco títulos distintos, ahí está la mirada editorial. El redactor va a y cuenta la historia.

-¿Por qué la diferencia en baja de circulación entre Clarín y LA NACIÓN? Según el IVC, en 10 meses, Clarín bajó 20 mil ejemplares y LA NACIÓN, mantuvo las ventas.

- El dato es que LA NACION tiene un porcentaje de lectores muy fiel por su ideología. Clarín es un diario de una circulación enorme y un multitarget  muy grande, en donde es lógico que el más grande sufra esta perdida.  La fidelidad con LA NACION es ideológica, en contra de lo que dice el Gobierno de Clarín. Hay una mayor oferta dominical y un porcentaje de lectores desencantados que cree lo que dice el gobierno, es posible.

-Me sorprende esto que decís  que un redactor de Clarín se sienta y cuenta una información, existen casos como el de Pablo Llonto o Claudio Díaz…
 

- Claudio Díaz tardo 10 años en darse cuenta que estaba rodeado de facinerosos, delincuentes. Te ruego que hablemos de cosas serias…
No voy a hablar de Pablo Llonto ni de Claudio Díaz, que además son amigas mías. Llonto sabe que  tiene un odio visceral con Clarín. Claudio Díaz que me ha dedicado libros suyos porque sabe que soy peronista, asique hablemos de cosas serias, no quiero opinar de los colegas.

-Se lo preguntó porque usted dice que acá viene un periodista y escribe lo que vió y no hay ninguna bajada de línea, ningún “consejo”, si lo podemos llamar de una forma irónica.

- ¿Vos supones que tenemos a los periodistas con un látigo? No, la verdad que no. No se trabaja así en Clarín.

-¿Ves una crisis de credibilidad en los medios?

-Se ha instalado una sospecha en los medios de comunicación a través de una predica hostil, los periodistas, como en todos los gremios hay tipos deshonestos, hay periodistas que cobran por izquierda. Como existen en la política.
Puedo escribir y sostener lo que pienso, últimamente estoy haciendo notas criticas del peronismo pero sin embargo podés encontrar notas mías elogiando a la Presidenta cuando fui el único periodista que la defendió ante un ataque periodista español que la señaló como “la reina del botox” y eso está escrito y publicado.
El gobierno está pegando en la médula del periodismo libre. Los Kirchner quieren súbditos, periodistas cautivos,  medios amigos, es lo que hicieron en Santa Cruz.

- ¿Durante la dictadura Clarín fue independiente?

-Son preguntas muy previsibles las tuyas, apuntan todas  a un manual, que está muy bien que las hagas, pero es lo que se dice de Clarín con frecuencia de determinados ámbitos.
En la dictadura, Clarín sobrevivió como pudo.
Yo fui echado en dictadura de la editorial donde trabajaba por ser peronista, en ese entonces era periodista deportivo.
No conozco ningún medio que haya en ese momento, salvo HUMOR , que trató los temas con inteligencia y coraje en los años de la dictadura, pero en los medios masivos era muy difícil y la obligación era llevar las hojas por Comando del Ejército, los medios estaban sometidos a una total censura.
Ahora hay una corriente de opinión que quiere hacer ver que Clarín era socio de la dictadura. Además yo no estaba en el diario en ese momento. La independencia de los medios estaba sojuzgada como estaba sojuzgada la política, el sindicalismo.

-¿Por qué Clarín no publicó los desaparecidos?

-Desconozco la línea editorial de esa época. Además si publicó, tendríamos que ir al archivo y ver. Decime que medios los publicaron.
Vos das por hecho algo que yo no lo sé.  Creo que se publicaban en forma de enfrentamientos o  abatimientos.

-Usaban la palabra “subversivos”.

-No lo sé eso.  Seguramente la usaron. Lo que sé es que Clarín fue uno de los únicos medios que publicó la visita de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos, y hubo  una gran nota de Oscar Raúl Cardoso de una página entera diciendo como se había organizado el festival de José María Muñoz.  El día que Argentina salió campeón juvenil. Vinieron a indagar por los desaparecidos.  Fue una visita histórica, en plena dictadura ya empezaba a conocerse en el exterior lo que pasaba en el país, y los Estados Unidos empezaron a observar esta cuestión aunque parezca mentira, asique la OEA manda una comisión a investigar la desapariciones en Argentina en diciembre del 79`, que coincide con el campeonato juvenil del 79` que gana la selección con Maradona en Japón.  Se hizo una convocatoria en la plaza bajo el lema “demostrémosle al mundo que somos derechos y humanos”  y Clarín sacó una nota de una página que se llamaba “La convocatoria” que no está firmada pero la escribió Oscar Raúl Cardoso. Eso no lo vas a encontrar en muchos medios.
Tenés que leer todo y no venir con el cassette puesto.
De todos modos, si tú pregunta apunta a que Clarín fue la punta de lanza de la dictadura, claramente no. Está bien que lo hagas,  pero esas preguntas vienen en un formato de Carta Abierta, el gobierno, los cenáculos académicos, las escuelas de periodismo.  Son muy previsibles.
Lo que es raro es que ese formato de preguntas, no observe o no tenga en cuenta el comportamiento del gobierno en relación a los medios. Lo ven como natural que un Presidente todos los días se suba al atril a destruir a los medios, eso es sorprendente que no sientan la capacidad de reacción como periodistas.
Lo que vos preguntabas antes con respecto a la credibilidad. Y bueno, una predica constante, sistemática, mentirosa, tendenciosa en muchos casos, contra los medios. No he escuchado nadie de Carta Abierta salir a decir nada de los camiones que mueve Moyano. El enemigo parece ser la prensa. Además los disfrazan de causa noble. Te lo está diciendo alguien que tiene identificación peronista, que votó a Néstor y a Cristina.

- ¿Crees que hay periodistas que cuando están mucho tiempo  en Clarín o La Nación por ejemplo, con el correr de los años, terminan pensando como el medio?

-Creo que no.  Yo no soy de los históricos de Clarín, tengo 15 años en el diario.Por ejemplo en el conflicto con el campo, no estuve de acuerdo y lo pude escribir en la página 2 del diario en la que digo que toda la sociedad financiaba al campo con el dólar alto y está escrito en pleno conflicto. No tanto con la línea editorial del diario, que habría la campana por los dos lados, a las dos posiciones, pero yo  no estaba de acuerdo con el reclamo del campo.
No necesariamente te mimetizas con la línea editorial. Yo reacciono y fuerte cuando los Kirchner me hieren como periodista y veo que no entienden la lógica de los medios de comunicación en la sociedad.
Los periodistas no nos dimos cuenta el odio que incubamos en la clase política por la tarea que realizamos. Si no se entiende el concepto de prensa en la sociedad o no se entiende  el concepto de prensa libre aunque tengan intereses, como cualquier sector político, social o empresario pero el concepto de prensa independiente es en relación al poder ¡Cómo no los va a tener una empresa que tiene 16 mil empleados! De qué los mantiene sino tiene intereses que defender. Es un tabú mal alimentado.

domingo, 13 de diciembre de 2009

CoMeCi celebra la ley de pauta oficial


La Coordinadora de Medios de la Ciudad de Buenos Aires  celebra la aprobación de la ley de publicidad oficial en la jornada de ayer en la Legislatura Porteña y saluda los cambios realizados a partir de las inquietudes de esta asociación publicadas en el diario Critica de la Argentina.
Hasta la aparición de dicha nota en la que CoMeCi destalla lo discriminatorio de la medida del artículo 3º, inciso "b" del dictamen de la Comisión de Comunicación Social,  que establecía que los medios vecinales se rigen por la Ley 2587, lo cual solo nos  limitaba al acceso de Publicidad Oficial del Poder Ejecutivo restringiendo toda posibilidad de acceso a la pauta de  otros organismos del  Sector Público.
Desde CoMeCi bregamos por modificar y mejorar a futuro una normativa que tenga topes presupuestarios, mecanismos claros de contratación, diagnósticos de las campañas y cuente con objetivos igualitarios, cuantitativos y cualitativos en la distribución equitativa de la Publicidad Oficial.
Con el correr de los días, más seguros estamos de que cuantos más luchemos por una comunicación local democrática e inclusiva más rápido conseguiremos que se respeten nuestros derechos.

Fuente: Co.Me.Ci - 5 de diciembre de 2009

sábado, 12 de diciembre de 2009

FUNDACIÓN NUEVO PERIODISMO

¿Deben los medios controlar lo que sus periodistas hacen en las redes sociales?

Varios medios de comunicación han comenzado a prestarle atención a la delgada línea que existe entre la vida privada y la vida profesional a raíz del auge de las redes sociales. 


Periódicos como The New York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal, Folha y la agencia de noticias AP, han decidido controlar los perfiles personales de sus empleados en redes sociales como Facebook o Twitter. Esta medida es un ejemplo más de los terrenos movedizos en los que hoy se mueve el periodismo.
Algunas de la directrices del Washington Post, publicadas por Paid Content (en inglés), afirman entre otras cosas:
“Al utilizar redes sociales como Facebook, LinkedIn, Myspace o Twitter para reportajes, debemos proteger nuestra integridad profesional. Los periodistas del Washington Post deben identificarse como tales. Debemos ser precisos en nuestros reportajes y transparentes con respecto a nuestras intenciones al participar; concisos y claros al describir quienes somos y qué información buscamos.
Nada de lo que hacemos puede poner en duda nuestra imparcialidad. Nunca se deben abandonar las pautas que rigen la separación entre noticia y opinión, la importancia de los hechos y la objetividad, el uso apropiado del tono y lenguaje y otras características de nuestra marca periodística.
Todos los periodistas del Post deben renunciar a algunas de las ventajas de las que gozan ciudadanos privados. Deben reconocer que cualquier contenido asociado con ellos en una red social online es el equivalente a su firma en nuestro diario o sitio web.
Se debe presumir que cada acción en las redes sociales está disponible públicamente para cualquiera, incluso si se ha creado una cuenta privada. La realidad es simple: si no quieres que algo se encuentre en internet, mejor no ponerlo ahí.
Deben abstenerse de escribir, twittear, o subir cualquier cosa –incluyendo videos o fotografías- que pueda ser percibida como sesgo político, racial, sexista, religioso o cualquier otro tipo de parcialidad o favoritismo. Esta misma precaución debe ser usada al unirse o seguir a cualquier persona u organización online, es decir, no deben unirse a redes sociales relacionadas con apoyos o defensas, ni a intereses especiales relacionados con temas que cubren, a menos de que sea permitido por un supervisor para fines de reportería. Tampoco deben aceptar de, ni otorgar a sitios con causas políticas placas, detalles, ni cualquier tipo de regalos virtuales.
Es apropiado que los periodistas del Post monitoreen la información publicada en sus perfiles personales por aquellos con quien están asociados. Las páginas personales no son lugar para la discusión de asuntos internos de la redacción como manejo de fuentes, reportajes, información que se publica o no, cuestiones del personal o situaciones profesionales adversas en referencia a nuestros colegas. Lo mismo se aplica para opiniones o información con referencia a actividades de negocio del Washington Post Co. Tales sitios tampoco deben ser usados para criticar a los competidores o a aquellos involucrados con nuestro periodismo y nuestros periodistas.”
Se puede decir que los instructivos de Associated Press, Folha, New York Times, y Wall Street Journal siguen las mismas líneas, con algunas pequeñas diferencias. Por ejemplo, algunas normas del WSJ hablan acerca de no convocar a amigos o familiares para apoyar o defender el trabajo del reportero, no hablar acerca del proceso de producción y edición de artículos y separar placer y negocios en las redes.
Seguramente para algunos periodistas estos instructivos llegan enhorabuena debido a las dudas que muchos pudieran tener con respecto a su comportamiento en estos espacios.
Sin embargo, para otros, estas medidas pueden significar una limitación a su interacción en la red y una reducción del espíritu libre y desarrollo de la personalidad que caracteriza a las redes sociales.
El analista de The Guardian, Jeff Jarvis, opina en un texto titulado “Missing the point “ que con esas directrices se pierde la oportunidad de hacer reportería colaborativa. “¡Por supuesto que los periodistas deben hablar sobre sus cubrimientos! Los nativos digitales –como los denomina Rupert Murdoch, propietario del WSJ- entienden esto. Twitter, Facebook los blogs, etcétera, permiten a reporteros y periodistas librarse de la voz institucional del medio –una voz que cada vez produce menos confianza- y humanizarse. Desde luego que deben mezclar placer y negocios.”
Por su parte, José Roberto de Toledo, coordinador de la Asociación Brasileña de Periodismo Investigativo afirma: “La posibilidad de publicar con rapidez ha creado una situación inédita y un posible conflicto de intereses entre el periodista y el medio para el cual trabaja. Ambos compiten, de cierto modo, por la atención del público y por ser el primero en informar”.
Sin duda, la fuerza que toman cada día las redes sociales que se usan de forma indistinta para hacer reportería y para asuntos personales, encienden un debate sobre las posibilidades y los riesgos que conllevan.

Fuente: Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano

jueves, 3 de diciembre de 2009



A propósito de una carta de repudio a Kirchner por parte de periodistas de Clarín

Nobles Hijos de Magnetto

Periodistas de Clarín acaban de ponerle la firma a un documento que enviarán en las próximas horas a Néstor Kirchner, al que repudian por el cuestionamiento que el ex presidente de la Nación efectuó respecto de la cobertura “informativa” que viene realizando el emporio periodístico.   

Por Claudio Díaz*

Si recurriéramos al estilo semántico de la que hace gala el gran diario argentino, que toda vez que refiere a noticias sobre el gobierno nacional o el sindicalismo apela a categorías militares, habría que decir que la mayoría de los firmantes son coroneles de la tropa magnettiana, aunque tampoco faltan algunos soldados rasos dispuestos a demostrar la subordinación y el valor intrínsecos en cualquier espíritu que haga fe de obediencia debida.
La carta, dirigida al Editor General del diario, Ricardo Kirschbaum,  manifiesta en uno de sus párrafos que "los periodistas de Política de Clarín buscan la solidaridad del resto de los trabajadores del diario ante las agresiones del ex presidente... Queremos dejar en claro nuestra condición de independientes... ". Y otras comicidades por el estilo. En otra parte sostiene: “Los periodistas abajo firmantes repudiamos las declaraciones del miércoles 25 de noviembre del ex presidente Néstor Kirchner, quien se refirió a nuestro trabajo con actitudes cómplices hacia la dictadura militar”.
En otro párrafo agrega: “… queremos dejar en claro que los periodistas profesionales que trabajamos en la redacción de Clarin defendemos nuestra cláusula de conciencia, mantenemos nuestra independencia de los intereses empresarios, no representamos a ningún interés oscuro y, más allá de los errores que podamos cometer, ejercemos esta profesión de forma digna, calificada y alejada de la corrupción”.
Hay que decir que la mayoría de estos periodistas no trabajaba en tiempos de la dictadura en el medio. Y, también, que no se pone en tela de juicio su honestidad intelectual, pero suena dudoso y muy hipócrita que -con candor digno de monaguillos y novicias de convento (el de Nuestra Santísima Señora de Noble, claro)- sostengan sin ponerse colorados que se mantienen “independientes” de los objetivos lucrativos y políticos del diario como grupo económico y de poder.
¿Acaso alguno de los firmantes planteó una voz discordante al discurso clarinesco sobre la Ley de Medios, que más allá de las disputas generadas entre diversos sectores de la comunidad constituye, sin lugar a duda, una norma que beneficia en líneas generales a los periodistas porque se abrirán nuevas fuentes de trabajo y los monopolios que controlan el negocio de la información verán recortado su poder?
Encabeza la lista de firmantes Daniel  Santoro, un colega al que tanto asusta la posibilidad de que algún lector distraído lo asocie al kirchnerismo, que antes de la elección del 28 de junio se hizo publicar en la sección Política un recuadro en el que aclaraba que el Daniel Santoro que había firmado una solicitada de apoyo a los candidatos del oficialismo no era él sino un homónimo, el notable artista plástico identificado desde su juventud con el peronismo.
Luego aparecen los nombres de casi todos los lugartenientes del General Blanck, alguien que a pesar de los dichos de sus compañeros parece apartarse de aquella declaración de principios que habla de la ética y el rechazo a toda conducta cercana a la corrupción. Es que del Editor General de Política se sabe que gusta mucho de saborear unos buenos chivos que le mandan, entre otros, el conservador José Antonio Romero Feris y el progresista Martín Sabbatella.  La lista de servidores fieles a Blanck que pusieron su rúbrica está compuesta por Walter Curia, Daniel Juri, Gerardo Young, Pablo Calvo, Claudio Savoia, Lucio Fernández Moores y Natasha Niebieskikwiat.
De Economía firman Gustavo Bazzán, Silvia Naisthat, Daniel Leyba y Alcadio Oña. En representación de la sección Internacionales,  Paula Lugones, Alejandra Pataro, Georgina Elustondo y el corresponsal de guerra del siglo XXI Gustavo Sierra. Otro nombre es el de Sergio Persoglia, que tiene una historia interesantísima. Ahora se dedica a tareas informativas vinculadas a los amigos del agro. Pero trabajaba en Internacionales. Su traslado “al campo” empezó a madurar cuando empezó a colaborar con el barón de la soja Héctor Huergo, hombre de Monsanto que gracias a Felipe Sola fue designado en 1994 como Director del INTA, desde donde logró convencer al entonces Secretario de Agricultura y Ganadería, hoy figura del pejotismo disidente, para que habilitara la soja transgénica. De acuerdo a sus ex compañeros, Persoglia y Huergo “chiveaban” tanto que un día el Editor General de la sección de exterior, Marcelo Cantelmi, le pidió que se fuera. Huergo, entonces, le dio protección. ¿Cómo no iba a firmar el repudio a Kirchner?
El editor general Ricardo Roa debe estar orgulloso de la fidelidad de sus hijos. Mariano y Rafael (que trabajan en los Zonales del Gran Buenos Aires) estamparon sus rúbricas. En cambio no lo hizo Gonzalo, pero porque trabaja en La Razón. Como se ve, el notable periodista que a diario, desde la página 2, pontifica contra los abusos del gobierno y la familia presidencial, no le hace asco a la influencia que ejerce sobre el patrón y así logró llevar a trabajar al grupo, como periodistas, a sus vástagos, aunque en la redacción la mayoría sostenga que el oficio les queda grande.
De Sociedad e Información General apoyan la declaración contra el ex presidente, Diana Baccaro, Sergio Danishevsky y su mujer, Silvina Schuchner. No podía faltar el apoyo del ilustrado Hermenegildo Sabat, rancio gorila que hizo un arte de sus dibujos antiperonistas y antisindicales. Se recuerda de fines de 2007 la imagen de Hugo Moyano con las manos manchadas de sangre, “celebrando” (e incriminándolo) por el asesinato de su compañero y amigo Abel Beroiz, dirigente camionero de Santa Fe. El uruguayo ya tuvo que responder ante la Justicia por  este ejercicio de “libertad de expresión”.
Es curioso el disímil comportamiento que han tenido estos periodistas. Hace nueve años, contando con el concurso de la Guardia de Infantería, el Grupo Clarín despedazó la Comisión Interna de Delegados que integraba, entre otros, el periodista Pablo Llanto. Desde ese día los trabajadores de prensa de Clarín no tuvieron más representación gremial. ¡Justo el diario que por estos días, para acicatear a su enemigo público Nº 1, es decir, el líder de la CGT, Hugo Moyano,  habla de la necesidad de respetar la libertad sindical!  Pero a ninguno de los denunciantes de hoy se les ocurrió entonces firmar declaración alguna contra la persecución ejercida contra sus compañeros.
Tampoco lo hicieron este año, cuando cuatro compañeros gráficos fueron llevados a juicio oral y público y embargados en 40 mil pesos cada uno (un hecho sin precedentes en la historia de lucha de los trabajadores argentinos), acusados de “tomar” la planta impresora de Pompeya. Fueron absueltos, aunque todavía no reincorporados por la empresa, que con la impunidad que le caracteriza se niega a acatar el fallo judicial.      
Una más: no se recuerda, yendo al fondo de la historia, que estos periodistas, muchos de los cuales trabajan en el diario desde hace más de 20 años, hayan enviado condena alguna al ex presidente Raúl Alfonsín, que en 1988 ya hablaba del ejercicio demonizante, extorsivo y manipulador de Clarín. 
A contrapelo de la actitud indecorosa demostrada por este grupo de escribas,  vaya el reconocimiento a una gran cantidad de dignos y honrosos periodistas de Clarín que no firmaron pese a que sus jefes de sección les enviaron correos y les hablaron en los pasillos de la redacción para que se sumaran al repudio. La entereza que han demostrado para no doblegarse ante la indisimulada presión por parte de la empresa habla de su grandeza de espíritu.  
Finalmente, y aunque la primera persona no resulte un estilo aconsejable para la comunicación periodística, en la piel de ex compañero de trabajo y como colega uno no puede menos que preguntarse y preguntarles a los firmantes: ¿no les da un poquito de vergüenza hacer pasar como una defensa de la libertad de prensa lo que a todas luces es una política del Grupo para defender los negocios de la empresa?



Periodista, profesor de historia y escritor. Entre sus títulos se encuentran el “Manual del antiperonismo ilustrado”, “La ultraderecha argentina”,  “La prensa canalla” (compilador) y el último  de sus libros,  “Diario de Guerra”. Obtuvo tres Martín Fierro (1992, 1993 y 1995) al mejor servicio informativo por el noticiero de Radio Mitre, del cual fue productor entre 1991 y 1997. En 1988 le otorgaron el Premio Latinoamericano de periodismo José Martí. Trabajó en Crónica, La Razón, El Periodista, El Porteño, Línea y Clarín.
Actualmente es columnista de la revista Contraeditorial.